Los grandes metarrelatos de la escuela neoliberal y el declive de la escuela ~LosGrandesMetarrelatosDeLaEscuelaNeoliberalYElDecliveDeLaEscuela

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Tomo distancia de los “expertos” con su visión “innovadora” de la educación, vinculando el saber con el sufrimiento; la frialdad o el aburrimiento, convirtiendo a la educación en todo un espectáculo y a la escuela en un centro terapéutico de ocio y de auto-ayuda.

De lo anterior se deriva la idea de que el aula ha muerto, para señalar o mejor denunciar que el lugar del pensamiento crítico ha sido usurpado por la tan anunciada “pedagogía del amor” y otras “pedagogías” (placebo) , una suerte de fruslería que propone que el docente maneje un lenguaje “armónico” despolitizado – y que éste (docente) se constituya en una figura a imitar, con lo que se anula el carácter provocador y transgresor del educador por uno más contemplativo y dócil para no llegar a herir susceptibilidades en el mundo de la falsa conciencia.

Estos “teóricos” – todos unos mercachifles de la educación – han señalado qué […] la educación debería dejar de inculcar en los chicos el pensamiento crítico, ya que para éstos, quiénes continúen en esa creencia – de mostrar las trampas de la sociedad y de hacer a los individuos más despiertos, más inteligentes y más capaces de autonomía – no estarían haciendo otra cosa que perjudicarlos, porque lo importante – según estos “expertos” – no es criticar la sociedad y señalar los defectos, si no desarrollar la capacidad creativa; la invención; la comprensión; el deseo; las ganas… ¿Por qué? Porque los chicos necesitan ser felices y para ser felices, no tienen que enfocarse en lo que está mal en el mundo, en lo que es injusto, en lo incorrecto, si no más bien, orientarse hacía la alegría, la buena onda, la creatividad y el disfrute, porque eso es lo que los va a hacer capaces y productivos […]

[…] nunca los profesores han debido ser los ejemplos morales de la sociedad, ni mucho menos los empleados del mes de sus escuelas y Universidades. Deben ser quiénes tensan el sentido del mundo para nunca olvidar el sagrado motivo de sus objetivos: fomentar el pensamiento crítico y la tolerancia frente a la diferencia […]

Carolina Sanin

¡El aula ha muerto! – ha dicho Dario Sztajnszrajber parafraseando a Nietzsche -. El entierro del aula lo advertimos en la oprobiosa práctica antipedagógica de la dictadura de clase, que se va a venir a reforzar (y a agudizar) soslayadamente (sin reparo) con el uso de los metarrelatos – una suerte de narrativa o de discursos totalizantes – en los que se asume la comprensión de hechos de carácter científico, histórico, religioso y social, pretendiendo dar respuesta y solución a toda contingencia.

Lo anterior inscrito en esa perorata globalística que no repara en vendernos la idea de que estos metarrelatos (de la educación neoliberal) lejos de ser una amenaza, se presentan como el último peldaño al que toda sociedad civilizada anhela y debiera llegar. Veamos algunos de estos.

Las TIC

Los Gurús y tecnocrátas vieron fácil vender la idea que los problemas de la escuela y de la educación iban a solucionarse inundando las instituciones con dispositivos”inteligentes”, que esas centenares de laptops, tablets y tableros “inteligentes” que hoy se pudren en el depósito de las bibliotecas de muchas instituciones traerían el gran cambio, pregonando el advenimiento – tardío como todo en Colombia – de la mal llamada “sociedad del conocimiento” o “sociedad de la información”, presentándolas como el último peldaño al que toda sociedad civilizada anhela y debiera llegar.

El peor de los fetiches es ese fetiche a la tecnología, con lo que no se anula que ésta – como herramienta – puede sernos útil en nuestro quehacer docente, porque hasta el momento no he oído al primero declararle abiertamente la guerra a la tecnología, a pesar que muchos de estos gurús y tecnocrátas han hecho viral un rumor en el que los docentes temen ser “reemplazados” en sus aulas por robots.

El programa ser pilo paga

Dicho programa se presentó como el más ambicioso y de ello puede dar fe sin duda alguna su gigantesca campaña publicitaria , cuyo costo asumió el Ministerio de Educación Nacional (M.E.N), que debió recurrir una vez más a sus lobbys y docentes lamezuelas, esos mercachifles de la educación (que viven de la carroña en toda institución) para vender la idea a estudiantes y padres de familia (que todo lo tragan entero) y comunidad en general de los grandes beneficios que éste traería, por tratarse de un programa que desde su creación pensó en la población vulnerable, queriéndoles “premiar” con cupos en las mejores universidades dándole prioridad a las privadas con lo que se busca la desfinanciación de la educación pública, obligando a muchas de éstas, estar a merced del capital privado y por supuesto al encarecimiento de sus matriculas, lo que hace imposible que una persona de escasos recursos pueda acceder a la educación superior porque sencilla y llanamente entran en un dilema, sí estudiar o comer; mientras que muchas de las Universidades privadas se están llevando un porcentaje bastante alto del presupuesto que el Estado destina a la educación.

El programa Colombia Bilingüe

Del programa “Colombia Bilingüe” se ha dicho que es “revolucionario” porque asegurará que el futuro obrero “calificado” hable con propiedad una lengua extranjera (para darle más “clase” a su explotación).

y por último, la tan publicitada Cátedra de Paz

La Cátedra de Paz más que un espacio para la creación y fortalecimiento de una cultura de paz, se ha constituido en una suerte de Think Tank desde donde nuestra clase oligarca y clase dominante siguen pronunciando y compartiendo un discurso mentiroso y amañado sobre las causas reales de la violencia en Colombia, siguen siendo cortas sus reflexiones,y resultado de ello es la poca claridad que tienen hoy en día muchos estudiantes acerca del conflicto social y armado que por más de dos décadas desangró a nuestro país, reduciéndolo a una confrontación entre unos grupos armados “buenos” y otros “malos”.

Poco o nada se avanza en materia de creación y fortalecimiento de una cultura de paz cuando ésta última queda reducida a los abrazos y besos entre colombianos y olvidamos que la paz, más que un acto simbólico, pasa por la imperiosa necesidad de ofrecerle a los pobres las condiciones mínimas para tener una vida digna, derecho a la educación, a la salud, a la vivienda y al trabajo y no someterlos a condiciones inhumanas de miseria y exclusión social.

Tal como está el panorama, no es un error sostener que no sólo el aula ha muerto, si no que a través de ésta, la educación en general ha muerto.

Es por eso que tomo distancia de los “expertos” con su visión “innovadora” de la educación, vinculando el saber con el sufrimiento; la frialdad o el aburrimiento, convirtiendo a la educación en todo un espectáculo y a la escuela en un centro terapéutico de ocio y de auto-ayuda.

                                                                                  Diego Ernesto Murcia Rodríguez
                                                                                   Licenciado en Ciencias Sociales

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